miércoles, 21 de julio de 2010

EL AGUILA RAPAZ. Por Eleonora Gabaldón


Teresa, con la niña en brazos se asoma al portón de la casa campesina y desde el corredor mira con fruición el prado soleado que se extiende hacia el frente: -Vamos niños que hace un buen tiempo para sacar de paseo a Rosarito- Cinco pilluelos se acercan atropelladamente al llamado de la madre que los invita a celebrar el fin de la “cuarentena”, el adiós a la cama y al sacrificio de la gallina diaria para el sancocho de la parturienta. Se aleja el grupo entre el follaje rematado por flores .silvestres, los niños se pierden entre la maleza tupida jugando al escondido, la madre escoge los claros buscando un poquito de sol para la recién nacida, y entretanto le entona un arroró
Han salvado definitivamente el terreno boscoso y ahora disfrutan de una verde llanura que los llama a descansar en ese tapiz verde de monte y grama.
El silencio se rompe y un enjambre de aves los cubre en raudo vuelo dispersándose para dejar paso a unas alas enormes que cubren dos garras prestas para atrapar el envoltorio que estrecha Teresa entre sus brazos. Un chillido triunfal surca el cielo mientras el secuestrador con su botín se pierde entre las nubes y los cerros más altos. Teresa enjuga su llanto enloquecido con la mantica rosada de Rosarito.

Autora: Eleonora Gabaldón
CCE: 1254

3 comentarios:

  1. No me encanta la palabra fruición… la sustituiría
    Igual lo haría con uno de los verdes (están muy seguidos)

    ResponderEliminar
  2. Disculpa que no empecé por lo bueno: Es muy impactante y las imágenes de los paisajes están bellamente descritas!!!

    ResponderEliminar
  3. A mi me gusta la palabra "follaje".
    :-)
    Excelente texto el suyo.
    Siempre suyo
    Un completo gilipollas

    ResponderEliminar