Francisca

Francisca es caprichosa y malcriada de carácter. Es la tercera de cuatro hermanos, pero la consentida del papá, siempre se salía con la suya cuando eran pequeños. Sus piernas son gruesas como un pernil y su torso redondeado y carnoso.Nació a principios de los años veinte.  Le gusta mucho cocinar, en especial los dulces. Siempre se viste con vestidos floreados, nada de escotes, eso no usaba en su  época. Tiene diez hijos, seis niños y cuatro niñas. Como madre, es fría y distante. Los trajo al mundo pero no espera ocuparse de sus necesidades más allá de lo básico: comida, educación y vestido. Para todo lo demás, están sus dos hermanas solteronas y su madre -piensa ella. Se casó joven, con un hombre casi quince años mayor que ella y dos veces más alto en estatura. Es despilfarradora, ayudada por su marido a quien le gusta mucho probar comidas nuevas. Se la pasa llamando al frutero, al que vende las verduras, al que vende las hierbas, al que vende el maiz pilado. Creo que podría montar una tienda con todo lo que compra, y comprar el terreno de al lado para todo lo que se le pudre. Quiere tener pimentones  de cada color y auyamas de cada variedad. El problema es que sus comensales no dan para comer tanta comida y están obesos y ella a veces parece estar enamorada es de los colores de los alimentos. Es capaz de comprar todo el camión de carnes, sólo porque hoy la carne se ve fresca.
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Nunca está satisfecha y sólo tiene comentarios desagradables para con su marido. Puedo leer en su mirada que no siente mucha simpatía por las mujeres de la familia, las mira de reojo, pero se derrite cuando ve aparecer a alguno de sus hijos. La mayor parte del tiempo tiene el ceño fruncido y se la pasa juzgando y criticando a los demás. En las tardes toma el té y come dulces de su creación con sus amigas. Dice que algún día va a montar una dulcería. En su casa, tiene un gran patio con muchos morrocoyes , y cada vez que puede, compra uno nuevo. Es dominante, y muy sensible a las críticas, yo diría que intolerante. Sólo bastaría con probar hacerle una crítica sobre su apariencia física o alguna decisión tomada para ver como no te habla más nunca. Se cree el centro del universo y esa actitud egocéntrica le garantiza ser la dueña y matrona de su caserón en La Pastora. Nadie se atreve a contradecirla. Le gusta pelear con los demás e insultarlos por placer.
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Pero, lo que tiene de despilfarradora, peleona y criticona, lo tiene de generosa. En su casa siempre hay comida para todo el mundo, y más si es un manjar con el que se quiere lucir.  A pesar de ser bastante egocéntrica, le gusta que sus hijas estén vestidas a la última moda, y cuando de comprar ropa y accesorios femeninos se trata, les compra lo mejor y más variado, aunque les cueste ponérselo.