Ana T.

Ana Teresa García Flores:
Alias: Anaté.

1.- De poca estatura y flaca, menuda.
2.- Consentida, mimada y malcriada.
3.- Si se le detallaba bien, parecía una muñequita de porcelana, piel blanca, manos y pies hermosamente formados y proporcionados, ojos negros como paraparas, cabello negro, que desde niña usó corto. De finas facciones en un rostro refleja su herencia española.
4.- Nació en Puerto Cabello, Estado Carabobo en 1950, a pesar de que su Familia es de Boca de Aroa. Estado Falcón.
5.- Es la menor de siete hermanos.
6.- Acompañó a su madre en la cocina desde muy pequeña, ya que sus hermanas ya estudiaban en la Universidad cuando ella era niña y en ausencia de hermanas con los que jugar, dedica el tiempo ayudando a su madre en la cocina y aprendiendo los secretos de la cocina.
7.- Fue muy mala estudiante con dificultad se recibió de bachiller y luego no estudió nada.
8.- Le teme a la oscuridad.
9.- Es alérgica.
10.-Siente una gran pasión por la música, pero no aprendió por flojera tocar ningún instrumento.
11.- Obsesionada con la higiene bucal, se cepillaba siete veces al día.
12.-Desde muy temprana edad soñaba con viajes por todo el mundo
13.-.Hasta los quince años cargaba encima una muñeca de trapo que le regaló su papá.
14.- Como de pequeña supo que no serviría para los estudios, siempre soñó con casarse, con un millonario, que le pudiera brindar las cosas que ella merecía.
15.- Su primer beso, lo recibió a los dieciséis años, seis meses antes de casarse.
16.- De los periódicos y revistas que se le atravesaban, recortaba las fotos y figuras que le gustaba, las cuales pegaba en cuadernos.
17.- Le gustaba escaparse de la casa, para dar largos paseos en la playa, donde recogía todos los caracoles y conchas marinas que pudiera,las cuales escondía en su cuarto.
18.- Adoraba los amaneceres, pero los atardeceres la hacían, llorar amargamente.
19.- Nació un 29 de febrero, por lo que siempre pensó que cumplía años, cada cuatro y no una vez al año como se empeñaban en su casa.
20.- El gran amor de su vida, fue al tiempo su mayor desgracia.
Por Ovidio Dejesús E.