miércoles, 26 de enero de 2011

Suicidio - Relato

Las olas se estrellaban con fuerza contra el malecón, levantando montañas de espuma. Su ronco rugido terminaba en un silbido apenas audible, mientras el mar se retiraba de nuevo a sus dominios lamiendo la arena.

Aquella mañana, lamía algo más: un vestido rojo, unos pies pequeños, una melena negra.

A Sandra la encontró un deportista, quien dio aviso a las autoridades. El forense encontró en su mano una nota, en la que aún se podía leer: “No puedo más”.

Su esposo acudió a la morgue a reconocer el cadáver. Estaba desolado. No sospechó que su depresión la llevaría a quitarse la vida.

Irene de Santos

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