jueves, 17 de febrero de 2011

El anillo

Alex acababa de comprar su primer apartamento. Para lograrlo había tenido que empeñar hasta la camisa. Le debía a cada santo una vela y era un hombre muy devoto. Miguel, un empresario cubano exitoso y gran amigo, lo llamó una tarde. La pareja que habían conocido el verano pasado en París haría una breve parada en Caracas, únicamente para reunirse con ellos. Su presupuesto no contemplaba imprevistos y su próxima quincena estaba a años luz de distancia. Ellos sólo estarían una noche en la ciudad.

Miguel había hecho las reservaciones en Kala, un restaurante carísimo. No podía echarse para atrás, quería ver a sus amigos, quienes los habían colmado de atenciones en Europa, y además deseaba pagar la cuenta esa noche. Miguel lo había invitado ya demasiadas veces.

Sin mucho tiempo para pensarlo, se ofreció a recoger a la pareja en su hotel. Antes de salir de su casa, echó una última mirada a sus tarjetas de crédito. Temía que las rechazaran.

Mientras esperaba en la recepción del Marriot detalló el lugar. El lujo lo desbordó. Se sintió aún más pobre. Irama y Jackes bajaron. Parecían estrellas de cine: ella era una morena espigada bellísima. Él, un rubio alto y elegante.

La velada transcurría placenteramente. Lo único que desentonaba era la agitación en la mesa de al lado. Sus ocupantes estaban bastante exaltados. Logró descifrar el motivo cuando los mesoneros se sumaron a lo que interpretó como una búsqueda frenética.

Vio un destello entre la pata de un mueble y la pared. Caminó hacia él, se agachó y tomó lo que resultó ser un anillo de oro, con un brillante bastante grande.

Se volvió a mirar el salón. Nadie había notado nada. Sus amigos platicaban animadamente. La atención de la dueña de la joya y sus acompañantes estaba enfocada en el área inmediata a su mesa.

Lo examinó con disimulo. Su peso, el tamaño de la piedra y el disgusto de quienes lo buscaban, le permitieron hacer un cálculo rápido de su valor. Sonrió. Una expresión de triunfo acompañaba su semblante. Inició una marcha lenta hacia la mesa, con el anillo oculto en su puño. La solución a sus problemas económicos estaba en su mano.

-Perdón señora, ¿es esto lo que están buscando? –preguntó mientras entregaba la sortija a su dueña.

-Sí señor, gracias –respondió la mujer emocionada. Reía y lloraba a la vez.

-No hay de qué.

-Limpio, pero honrado –pensó, mientras regresaba a su mesa.

Poco después, recibieron una botella, cortesía de los comensales vecinos. Se acercaba el final de la noche. Sus preocupaciones se renovaron. ¿Cómo pagaría la cena? Mientras pensaba en esto, le hizo al mesonero una señal para que les trajera la cuenta y, para su sorpresa, este les indicó que ya había sido pagada.

-¿Será esto lo que llaman Karma? –pensó.

Celebraron el gesto de sus vecinos con otra botella de vino, por la que sí pagó.



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6 comentarios:

  1. Que te puedo decir, sencillamente estupendo el relato. Gracias por ese regalo. Los toques personalistas que le distes a la historia quedaron como anillo al dedo. Un abrazo.

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  2. Gracias Luis. Me tomé la libertad de añadir un par de cosas, porque no respondiste dos de mis preguntas. Para mí era importante saber dónde se hospedaron para conocer su nivel económico y cuánto tiempo iban a estar en Ccs, para medir la inmediatez de tu problema. Si se hubieran quedado dos semanas, hubieras podido conseguir el dinero para pagar la cena. Me alegra que mis inventos no hayan perturbado nada. En ocasiones no vemos la relevancia de algún detalle, y después resulta que sí la tiene. Cada quien preguntó lo que necesitaba saber para montar su relato según su óptica personal y, sobre todo, respetable.

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  3. Tienes toda la razón, te pido disculpas por no haber contestado tus interrogantes. Pensé lo había hecho :-( Me parece excelente el tono que le diste al relato. Sobretodo la parte dónde Alex encuentra el anillo, creo que no pudo estar mejor descrita la acción. De nuevo gracias por ese regalo.

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  4. Sigo empeñada en que Luis también haga su tarea!!!!
    Irene me encantó!

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  5. Jeanette salvatierra20 de febrero de 2011, 6:45

    Irene, excelente tratamiento de la acción. Además el relato es muy lógico y coherente. Las licencias que dices te tomaste no alteraron para nada los hechos y más bien le dieron credibilidad.

    aprovecho para agradecer a Luis por compartir este relato y, sobre todo, por responder tan abierta y completamente, a todas las preguntas. La historia da para mucho, como dijo Milagros, y yo creo tener material como para tres versiones más!!! Gracias!!!

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  6. Gracias a ustedes, no tienen idea de lo que disfruté la experiencia. Voy a tomarle la palabra a Julieta y escribiré mi propia historia jajajaja Abrazos mil

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