viernes, 10 de septiembre de 2010

Personaje 5: Soledad

Soledad nació sola y creció sola. Amparito la alumbró escondida en el garaje de la casa donde literalmente se la sacó tirando de ella como si fuera un tampón .La recién nacida retorcida y entre chillidos no vió cara de comadrona, de médico ni de voluntario alguno que hubiera prestado su ayuda. Amparito, rendida, la dejó sobre los trapos que había colocado frente a sus piernas abiertas y sólo después de unos minutos cortó el cordón con un cuchillo que había sustraído previamente en una gaveta de la cocina.

Luego de haberla limpiado con agua tibia y manzanilla, la envolvió en una toalla limpia de la señora María Inés y subió a la habitación donde la dama reposaba tratando de hacer una siesta. Con toda naturalidad dijo haberla encontrado en el zaguán donde se suponía la habían abandonado, ella hábilmente había disimulado su barriga frente a una patrona que sufría postraciones crónicas. La casa quedaba lejos del pueblo y los achaques impidieron a María Inés hacer las averiguaciones pertinentes y en un abrir y cerrar de ojos la niña tuvo un año creciendo como ahijadita de caridad, ahí al lado de Amparito y la Doña.

De piel clara y pelo rubio desteñido, faz transparente, cuerpo frágil y miembros delgados como pitillos, la niña vivía enun cuarto vecino a la cocina y dentro de un cajón de embalaje a modo de corral y cuna, allí Amparito la zampaba después de las comidas y el baño y Soledad cumpliendo el destino que rezaba su nombre pasaba los días entre sueños y gateadas, chupando y tratando de jugar con muñecos y animales de trapo que burdamente cosía su madre para ella.

El encierro y la deficiente alimentación reforzaban su lánguido aspecto que no variaba con el correr de los días, ya cuando fue capaz de salirse de la caja, pálida y flacuchenta empezó a vagar por la casa sin comunicarse con nadie, se suponía que era retardada y nadie se preocupó en comprobarlo. María Inés resolvió que era un peligro que la niña anduviera por la casa y entonces colocó una reja a la entrada del cuarto, y Soledad quedo recluida sin otra comunicación que asomarse por los barrotes. La doña siempre con un mal diferente se levantaba poco, no salía nunca y recibía escasas y espaciadas visitas, Amparito se dedicaba a sus labores domésticas incluido el cuidado de la niña y si le decía dos o tres palabras era mucho, de resto se limitaba a una mímica elemental y disparatada que más bien parecía dirigida hacia un animal.

Soledad se acostaba en el “corral” en donde pasaba la mayor parte del dÍa y ahí se tapaba los ojos con un trapo, y entonces empezaba a emitir un murmullo, voces que no llegaban ni a palabras ni a notas musicales y en eso pasaba horas hasta que se quedaba dormida. Su vida transcurría como la de una inválida a quien se le negaba la locomoción normal, la comida propia de su edad en aumento, y los rayos del sol.

Una mañana María Inés amaneció más quebrantada que de costumbre y entonces le pidió a Amparito que fuera en busca del médico del dispensario del pueblo. Vino un joven que después de recetar a la dama enferma se retiró no sin antes acercarse a la cocina por un vaso de agua. Con sorpresa vio en el cuarto vecino cómo se asomaba una cara cadavérica tras las rejas, atónito interrogó a la famélica criatura - ¿Y tú quién eres?- La adolescente agrandó los ojos cristalinos y después de una pausa, respondIó: -Soleá- y entonces extendió sus manos esqueléticas en ademán de tocar al doctor, este gesto lo obligó a aproximarse para comprobar el lamentable estado de la muchacha a cuyos pies había volteado un tetero con restos de leche –El tete e Soleá.- En ese momento apareció Amparito –Dotor esta niñita no ha progresao pero naita,y eso que yo le doy su tetero con formalidá. –Qué edad tiene la niña? -Pues pronto serán catorce, ya sufre su desarrollo cada mes.

El médico pidió de inmediato hablar con María Inés a quien increpó con violencia:

-Qué significa que ustedes tengan a un ser humano confinado como a un animal y lo mantengan a pura hambre y encierro.

María Inés lo miró asombrada y respondió lela:

-Es la ahijadita, salió retrasada, se le da de comer, tiene su buen espacio y está segura, la reja no le permite salirse. Ella es mi obra de caridad.predilecta.

-Me temo que las débiles mentales son ustedes, pondré la denuncia.

Al día siguiente una comisión de protección al menor vino en busca de Soledad y otra de la cárcel de mujeres se llevó al par de féminas que, atónitas entraron en la jaula. Una vecina del pueblo se acercó informada de la novedad y preguntó a gritos:

-¿Qué pasa por qué se las llevan? ¿Cuál es el delito?

La Inspectora contestó:

-¡Cretinismo!

2 comentarios:

  1. Si esto es parte de algo más grande, publica otro pedacito por favor!!! Como una mini serie! Si?

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  2. Carolina Jaimes Branger10 de septiembre de 2010, 21:36

    Digo lo mismo, Eleonora, sigue la historia, por favor

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