martes, 5 de octubre de 2010

Serie Personajes - Marqués de Carrión

Con la caída de la tarde, hizo su entrada triunfal Don Alonso Francisco Osorio y Guzmán, Marqués de Carrión. Era un hombre viejo, enfundado en un ceñido traje de seda, con una larga peluca blanca que debía ocultar un secreto no muy bien guardado: su cabeza era lisa como una bola de cristal, totalmente desprovista de cabello. Tenía los ojos vidriosos, que profetizaban el advenimiento de cataratas y su afición al rapé le mantenía continuamente enrojecida la cara externa de las fosas nasales. Además, los excesos en la comida le habían desarrollado una barriga descomunal. Los lujos, la bebida, los viajes, los trajes y las malas inversiones le habían arruinado el físico, la salud y el patrimonio. Sólo le quedaba su título y el vetusto castillo de la familia. Todavía no conocía a la novia. La había visto desde lejos un par de años atrás, cuando formalizaron la unión, pero desde entonces no la había visitado. Entró al gran salón, inspeccionándolo todo, calculando a cuanto ascendería la generosa dote de su suegro.

Por Irene de Santos

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